Honduras debate intervención al Consejo Nacional Electoral

La supuesta emisión de requerimientos fiscales contra los tres consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE) ha desatado una controversia política en Honduras, a poco más de un año de las elecciones generales programadas para noviembre de 2025.

Aunque la Fiscalía ha desmentido oficialmente la existencia de denuncias directas contra Cossette López, Ana Paola Hall y Marlon Ochoa, el anuncio sobre las investigaciones relacionadas con posibles irregularidades en las elecciones primarias del 9 de marzo ha suscitado preocupación entre figuras políticas y entidades de la sociedad civil, quienes temen que el sistema judicial sea utilizado como herramienta para socavar la independencia del organismo electoral.

Respuestas ante las acciones del Ministerio Público

El comunicado formal emitido por el Ministerio Público, liderado por el fiscal general Johel Zelaya, afirma que no se han dado instrucciones concretas contra los integrantes del CNE. No obstante, Zelaya mismo admitió que hay al menos seis solicitudes vinculadas a problemas logísticos identificados en el último proceso electoral, incluyendo el traslado de insumos, el funcionamiento del sistema biométrico y la entrega de las maletas electorales.

Organizaciones como Defensores de Honduras han señalado que estos movimientos podrían formar parte de una estrategia para intervenir políticamente el CNE, advirtiendo sobre una posible «ofensiva judicial» orientada a erosionar la institucionalidad del ente electoral. A esta preocupación se han sumado sectores de la oposición, como el Partido Liberal, que califican como desproporcionado y desequilibrado el enfoque del Ministerio Público. Según esta fuerza política, cualquier proceso de investigación debe incluir también a otros actores del proceso electoral, como las Fuerzas Armadas, que participaron en la logística comicial.

La crítica más recurrente se dirige a lo que se percibe como una actuación selectiva y acelerada por parte del Ministerio Público. Se ha cuestionado, por ejemplo, el escaso tiempo otorgado al CNE en algunos casos, solo tres horas para entregar información solicitada en el marco de las pesquisas, lo que es interpretado por distintos sectores como una forma de presión institucional.

Conflictos institucionales y peligro de judicialización electoral

La situación plantea un escenario complejo para la institucionalidad democrática del país. Desde sectores opositores se advierte que una intervención judicial en el CNE podría derivar en una paralización de su funcionamiento o incluso en la eventual destitución de algunos de sus consejeros, lo que afectaría la preparación y conducción del proceso electoral de 2025. La posibilidad de que se consolide un control político sobre el organismo electoral es vista como una amenaza directa a la transparencia y credibilidad de las próximas elecciones.

El miedo a que el proceso electoral se vuelva un asunto de tribunales no es algo reciente en el ámbito político de Honduras, pero cobra más importancia con la cercanía de las elecciones generales. La idea de que se puedan emplear recursos legales para fines políticos alimenta un ambiente de desconfianza entre los ciudadanos, minando la participación y la credibilidad de las entidades responsables de asegurar el derecho al voto.

Solicitudes de ecuanimidad y vigilancia del procedimiento

Ante esta situación, varios sectores han enfatizado la importancia de mantener el balance institucional y asegurar una justicia justo. Están de acuerdo en que cualquier indagación sobre anomalías en el proceso electoral debe llevarse a cabo con precisión técnica, claridad y sin inclinaciones políticas. También destacan la relevancia de un monitoreo constante por parte de los ciudadanos, los entes de observación electoral y la comunidad internacional para garantizar condiciones justas en el proceso democrático.

El asunto también destaca la debilidad de los sistemas de balance institucional en Honduras. Sin una reforma fundamental que mejore la autonomía de las entidades de control y monitoreo, eventos como este suelen intensificar las tensiones entre las ramas del gobierno y fomentar la polarización política.

Un reto para la estabilidad democrática

Conforme las indagaciones acerca de las anomalías en las elecciones primarias progresan, el enfoque se encuentra en cómo el Ministerio Público y el sistema judicial procederán con el asunto. La interrogante principal sigue siendo: si estas medidas buscan aclarar hechos específicos o si están motivadas por una estrategia política de cara a las elecciones de 2025.

El desenlace de esta cuestión definirá no solo el futuro de los consejeros implicados, sino también la confianza del proceso electoral en su totalidad. En un entorno de desconfianza creciente hacia las instituciones, la transparencia, la legalidad y la responsabilidad se convierten en requisitos esenciales para mantener la legitimidad democrática en Honduras.

Por Carmen Pereira