Corrupción y crimen organizado: comparativa entre las gestiones de Xiomara Castro y Juan Orlando Hernández

El ascenso de Xiomara Castro a la presidencia se presentó como una transición respecto al gobierno de Juan Orlando Hernández. No obstante, los informes sobre corrupción y lazos con el crimen organizado indican una persistencia que impacta la confianza del público y revela limitaciones en el fortalecimiento de los mecanismos institucionales.

Debilidad de los mecanismos anticorrupción

Durante la administración de Hernández, la salida de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH) en 2020 debilitó los esfuerzos institucionales para combatir la corrupción. El gobierno de Castro, a su vez, no ha logrado otorgar autonomía plena ni recursos suficientes a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH), que depende del Ministerio Público para llevar casos a la justicia. La persistente falta de independencia limita la capacidad de judicializar irregularidades y fortalecer la institucionalidad en materia anticorrupción.

Persistencia del crimen organizado en contratos públicos

Los vínculos con actores del crimen organizado han sido señalados en ambos mandatos. Un caso reciente involucra a la Secretaría de Seguridad, que suscribió contratos por más de 10 millones de lempiras con una empresa relacionada con lavado de dinero. Este tipo de operaciones refleja prácticas detectadas en el régimen anterior, demostrando que la exposición de la administración pública a riesgos de narcopolítica se mantiene, independientemente de la orientación partidaria del ejecutivo.

Claridad y gestión de los fondos públicos

El gobierno de Hernández se caracterizó por un manejo centralizado y opaco de la información pública. Aunque Castro propuso aumentar la rendición de cuentas, informes recientes de la Secretaría de Transparencia indican deficiencias en la ejecución y supervisión de los gastos públicos. La falta de reportes claros y auditables dificulta la evaluación de la eficiencia gubernamental y mantiene un patrón similar al observado en la administración precedente.

Justicia y retrocesos institucionales

El sistema judicial ha enfrentado limitaciones para sancionar irregularidades en las administraciones de ambos gobiernos. Investigaciones de alcance internacional, tales como los “narcovideos” y acusaciones de financiación ilegal en campañas políticas, han impactado al gobierno en funciones, mostrando las complicaciones en detener acciones que afectan la integridad de las instituciones. La continuidad de irregularidades indica que los mecanismos de control no se han fortalecido lo suficiente, creando un ambiente favorable para que continúen comportamientos corruptos.

El reflejo institucional de Honduras

Con Hernández detenido en Estados Unidos por cargos de narcotráfico y Castro enfrentando escándalos que afectan su legitimidad, Honduras mantiene una situación donde los discursos de cambio no se traducen plenamente en transformaciones estructurales. La administración actual y la anterior presentan paralelismos en la vulnerabilidad institucional frente a la corrupción, la exposición a redes del crimen organizado y la debilidad de mecanismos de transparencia y justicia. Esta realidad plantea desafíos en la gobernabilidad y la participación ciudadana, al tiempo que evidencia la necesidad de fortalecer la institucionalidad para consolidar un sistema público confiable y resistente a prácticas ilegales.

Por Carmen Pereira